Según
las estadísticas, los deportistas son grandes consumidores de suplementos, y
constituyen un objetivo importante para la multimillonaria industria que los
produce. Las tiendas de alimentos saludables, los supermercados, las tiendas de
deporte, el mercado a través de la red, las compañías de venta por correo e
internet, permiten acceder a un creciente número de productos que dicen
prolongar la resistencia, acelerar la recuperación, reducir la grasa corporal,
disminuir los riesgos de enfermedad, o lograr otros objetivos que mejoran el
rendimiento en el deporte. (Penice, 2011).
Muchos
deportistas temen que sus oponentes puedan tener un arma secreta, y aun en
ausencia de evidencias científicas que apoyen sus supuestos atributos se
sienten obligados a consumirlos para mantener el mismo nivel de competencia.
Aunque
algunos deportistas y entrenadores creen que los científicos del deporte tienen
la “mente cerrada” y descartan el uso de suplementos por ser innecesarios, de
hecho la mayoría de éstos se interesa en los alimentos y suplementos para el
deporte como parte de la búsqueda de nuevas estrategias para mejorar el
entrenamiento, la recuperación, y el rendimiento durante la competición. (Penice,
2011).
Ahora
bien, una vez dicho todo esto, debemos, conocer el significado de la ergogénesis, que no es más
que la manipulación del rendimiento mediante la producción de energía. Si una
determinada manipulación mejora el rendimiento a través de la producción de
energía, se denomina ergogénica, es decir, produce trabajo y tiende a
incrementar el mismo, y si lo reduce ergolítica. (González, y col., 2006).
Siempre
que se habla de ayuda ergogénica en el deporte, una parte importante de la
población cree que se está hablando de dopaje, por ello, es interesante hacer
unas consideraciones sobre lo que es realmente cada uno de estos términos tan
diferentes entre sí, no solo por los productos utilizados, sino también la finalidad
que busca cada uno.
La
ayuda ergogénica, es definida como cualquier medida, de cualquier índole,
dirigida a mantener en lo posible el nivel de prestación deportiva, que
minimiza las manifestaciones objetivas y subjetivas de la fatiga y que no pone en
peligro la salud del deportista. (Arasa, 2005).
De
acuerdo a esta definición, según González, Sánchez y Mataix, podemos encontrar
cinco tipos de ayudas ergogénicas, como lo son: ayudas mecánicas: zapatillas,
mallas o cinturones; ayudas psicológicas: hipnosis o psicoterapia; ayudas
fisiológicas: dopaje sanguíneo; ayudas farmacológicas: cafeína o diversos
antioxidantes; y finalmente las ayudas nutricionales: como la sobrecarga de carbohidratos
o creatina.
Cuando
se hace referencia a esta última ayuda, es necesario evaluar sus posibles
efectos sobre la salud del deportista. En general, los suplementos nutricionales
que existen en el mercado se anuncian en publicidades presentándose como
estimuladores de la producción o liberación de diversas hormonas (como la hormona
de crecimiento, insulina o tetosterona) o como modificadores de procesos
fisiológicos que incrementan la masa muscular y la fuerza o reducen la grasa
corporal. En aspectos generales, han sido pocos los estudios realizados y es
necesaria una justificación integral que dé una base científica al uso o no de
una determinada ayuda ergogénica. (González, y col., 2006).
Adicionalmente
muchos suplementos afirman poseer efectos benéficos con escasa o nula evidencia
científica, esto debe verificarse por medio de una investigación que bajo
reglas y estándares, y conducido bajo un código especial, pueda ser confirmado
por otros científicos. Pero esto no ocurre, pues implica tiempo y dinero para
las compañías de suplementos, que pueden vender de manera exitosa a un público
que no demanda pruebas científicas. (Molinero y Márquez, 2009).
Por
otro lado, y no menos importante, la sustancia dopante es definida como todo
sustancia exógena, o también de origen fisiológico, suministrada en condiciones
o cantidades anormales, administrada por cualquier vía, con objeto de aumentar
de forma artificial el rendimiento deportivo, y que puede suponer un perjuicio
a la ética deportiva y a la integridad física o psíquica del deportista. (Arasa,
2005).
Dentro de las ayudas ergogénicas nutricionales, podemos encontrar:
1.
Suplementos nutricionales: son nutrientes administrados en
cantidades fisiológicas, carecen de efectos secundarios o tóxicos para el
organismo, que no ponen en peligro la salud del deportista y que, por tanto no
se pueden considerar ni están contempladas como sustancias dopantes.
2.
Sustancias farmacológicas “no
dopantes”:
aquellos fármacos o medicamentos no incluidos en las listas oficiales de
sustancias prohibidas, administrados con el fin de tratar algún problema físico
(antiácidos, antibióticos, etc.).
3. Sustancias farmacológicas
“dopantes”: son
sustancias o medicamentos administrados únicamente con el fin de aumentar el
rendimiento deportivo de forma artificial, aun poniendo en peligro la salud del
deportista y que están incluidos en las listas oficiales de sustancias dopantes
(diuréticos, estimulantes, anabolizantes, etc.).
En
este grupo, existe una serie de sustancias que, utilizadas bajo receta médica
para tratar algún problema de salud perfectamente definido, no se consideran
dopantes si se comunica oficialmente a las autoridades deportivas su uso
mediante la documentación médica necesaria. Ejemplo: broncodilatadores y
corticoides usados en casos de problemas respiratorios.
Adicionalmente, también se pueden clasificarse según el Instituto Australiano del Deporte:
1. -Grupo
A: Se acepta su uso: Barras deportivas, geles, bebidas
deportivas, bicarbonato y citrato, cafeína*, calcio, comida líquida, creatina,
electrolitos, glycerol*, hierro, multivitaminas y minerales y vitaminas C y E.
Las bebidas deportivas aportan generalmente carbohidratos 6-8% o 6-8g/100mL,
sodio 10-25 mmol/L y potasop 3-5mmol/L, para restituir rápidamente líquidos y
energía durante y después del ejercicio. (Penice, 2011.
-Grupo
B: Se considera su uso solo en protocolos de investigación:
Calostro, B-alanine, Glucosamine*, Glutamina, HMB, Melatonin*, Probiotics**,
Ribose.
-Grupo
C: Escasa evidencia de efectos benéficos: BCAA, Carnitina,
Coenzima Q10, Cordiceps, Citocromo C, Estimulantes de oxígeno, Gammaorizanol y
ácido ferúlico, Ginseng, Inopina, Óxido Nítrico, Picolinato de cromo, Piruvato,
Rhodiola rosea, Vitaminas en usos diferentes a los del grupo A, ZMA.
-Grupo
D: No deben ser usadas: Androstenediona,
19-norandrostenediol, 19-norandrostenediona DHEA, Efedrina, Estricnina.
Tribulus terrestris y otras
hierbas que estimulan los niveles de testosterona.
*No
se les venden a los deportistas.
** Solo se utiliza en caso de
afecciones gastrointestinales. (Janezic y Cols., s.f.)
Una vez aclarada las
terminologías y las clasificaciones de las ayudas ergogénicas, la inquietud es;
¿Cuáles son los objetivos de la
suplementación dietética? Se debe dejar
en claro que la mejor y preferible ayuda ergogénica nutricional es una correcta
alimentación, basada en una dieta variada, completa y equilibrada, debidamente
supervisada por un experto en nutrición.
Se conoce, que una buena alimentación no sólo puede incrementar el rendimiento deportivo, sino incluso mantener o aumentar la salud de los deportistas, dados los altos requerimientos energéticos y nutricionales que existen en estas disciplinas, debido a sus exigencias diarias.
Entre los
suplementos dietéticos más utilizados por los deportistas actualmente como ayudas ergogénicas, se encuentran:
1)
Hidratos de carbono y alimentos
energéticos: su
finalidad es asegurar un permanente aporte de combustible o energía a las
fibras musculares activas durante todo el tiempo que sea necesario, así se
retrasará la aparición de la fatiga y aumentará el rendimiento deportivo.
2)
Bebidas de reposición tanto energética
como electrolítica:
el agua es el medio por el que se establece la comunicación entre las diversas
células que forman los tejidos. Las enzimas responsables de la fabricación de
energía y de la síntesis de las diversas sustancias que continuamente necesita
el organismo, no pueden actuar sin la presencia de agua.
3)
Proteínas y aminoácidos: se asume que en los deportes de
resistencia existe un mayor aumento en la oxidación de éstas y por lo tanto,
deben ser repuestas durante los períodos de recuperación. Entre ellos
encontramos los aminoácidos de cadena ramificada, el triptófano y la glutamina.
4)
Nutrientes esenciales: en casos de actividades intensas
y/o regulares pueden existir necesidades más elevadas de estos nutrientes. La
práctica deportiva en sí misma implica ciertos riesgos, como son las lesiones
del aparato locomotor, mala recuperación, sobre entrenamiento, etc. Dichas
afecciones pueden ser reducidas a través de la toma de suplementos adecuados,
como minerales, magnesio, potasio, calcio, hierro, zinc, manganeso, cobre,
selenio y vitaminas.
5)
Otros suplementos: creatina, L-carnitina y
triglicéridos de cadena media, que buscan mejorar el desempeño deportivo.
En
la mayoría de los países, la legislación sobre los suplementos o alimentos para
deportistas es mínima o no se cumple, permitiendo que se promocionen atributos
no comprobados y que se fabriquen productos que no cumplen con los estándares
de rotulados o de composición. Los deportistas y entrenadores a menudo no
conocen de esas fallas. (Penice, 2011).
¡AUN FALTAN ESTUDIOS QUE CORROBOREN EL USO DE AYUDAS ERGOGÉNICAS EN DEPORTISTAS!
Bibliografía:
· PENICE,
C. (2011). Nutrición aplicada al deporte.
Editorial: Mcgraw Hill.
· ARASA,
M. (2005). Manual de Nutrición
Deportiva. Ayudas ergogénicas. Barcelona, España. p.139-153.
· GONZÁLEZ,
J., Sánchez, P. y Mataix, J. (2006). Nutrición
en el deporte: ayudas ergogénicas y dopaje. Ayudas ergogénicas nutricionales.
Ediciones Díaz de Santos. España. P. 347-391.
· MOLINERO,
O. y Márquez, S. (2009). Use of nutritional supplements in sports: risks,
knowledge, and behavioural-related factors. Nutr Hosp. 2009;24(2):128-134.
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