Una de los principales motivos de consulta en nutrición por parte de la población en general, y particularmente por deportistas o atletas, es recibir suplementación de vitaminas y minerales ya que se
sienten agotados, cansados o simplemente no rinden lo necesario en su día a día.
Si bien, las vitaminas y minerales se encargan de actuar como cofactores para liberar la energía almacenada en los alimentos, estas no dan o aportan energía extra al atleta por sí mismas. (Rosenbloom, 2002).
A pesar de ello, la mayoría de los deportistas buscan tomar algún suplemento con la finalidad de ganar un mayor rendimiento o mejor recuperación. Pero ¿Qué hay de cierto en esto?
Ésta probablemente sea una de las creencias más arraigadas en el mundo de la nutrición deportiva ya que es fácil pensar que un atleta que realiza 2 entrenamientos al día, de 2 o más horas cada uno, pues seguramente necesitará vitaminas adicionales. Es muy probable que esto sea cierto, pero mucho más cierto es que este atleta no sólo necesita más vitaminas, sino también más calorías, más líquidos y de otros nutrientes como los carbohidratos. ¿Entonces por qué preocupase sólo por las vitaminas? (García, 2003).
Si hacemos una comparación cuantitativa, encontramos que las necesidades de calorías pueden aumentar en un 15 a 20 % debido al entrenamiento, las necesidades de carbohidratos al día pueden ser de aproximadamente 400 gramos y los requerimientos de líquidos pueden ser de hasta 2 litros por cada hora de ejercicio. Sin embargo, las necesidades de vitaminas en un día son de ¡tan sólo unos microgramos! ¿Ésta no es una cantidad demasiado pequeña como para preocuparnos tanto por ella y olvidar los otros componentes que se necesitan en mayor cantidad?
Si bien un atleta entrena más y requiere más calorías y probablemente más vitaminas, pues también es cierto que este atleta consume un volumen mayor de alimentos que una persona que no hace ejercicio y si selecciona bien sus alimentos lo más seguro es que pueda obtener la mayoría de lo que necesita a través de la alimentación. El problema radica en que el atleta ingiera sólo calorías vacías (calorías sin vitaminas y minerales, ej. refrescos, caramelos, etc.) pues sin duda se le hará difícil obtener todas las vitaminas que necesita a través de los alimentos. (Ibíd.)
Es por ello, que un plan de alimentación idóneo para el deportista, es aquel que garantice un aporte adecuado y variado de nutrientes contenido en alimentos como cereales, frutas, vegetales, carnes, lácteos y mucha agua, el cual les permitirá incorporar al organismo tanto macronutrientes como micronutrientes indispensables para el desempeño físico.
En la actualidad es difícil conseguir una deficiencia de vitaminas per-se, pues cuando esto ocurre, lo más seguro es que el atleta tiene una deficiencia importante en su ingesta de calorías. Es decir, el problema será mucho más grave, porque el rendimiento se verá afectado y el atleta perderá peso. Esto no se puede resolver sólo con suplementos de vitaminas. Además, muchas vitaminas pueden ser re-utilizadas en el cuerpo, por lo que no es necesario reponer una gran cantidad cada día. Por si fuera poco, no existe evidencia científica que demuestre que el consumo adicional de alguna vitamina mejore el rendimiento o acelere la recuperación en atletas sin deficiencias. (García, 2003).
Paradójicamente, los atletas que más podrían necesitar la ingesta de suplementos de vitamina son precisamente aquellos quienes menos las ingieren. Es decir, los que limitan su ingesta de alimentos para obtener un peso en particular (gimnastas, luchadores, boxeadores, bailarines, etc.). Posiblemente esto sea debido al mito que existe en torno a que el consumo de vitaminas incrementa el peso corporal, aspecto muy alejado de la realidad. (Ibíd.)
Aunque las vitaminas son un componente muy importante dentro de la alimentación de un deportista, existen múltiples factores que pueden afectar el proceso de recuperación. Por lo tanto, si su atleta se siente agotado es vital evaluar la ingesta total de alimentos, la hidratación y el consumo de carbohidratos y no sólo el consumo de suplementos de vitaminas. Igualmente es necesario estar atento a otros aspectos psicobiológicos que influyen en su recuperación, ya que el cuerpo humano es un sistema influenciado por muchos y diversos factores. (Ibíd.)
Es conocido que los atletas de resistencia debido a circunstancias especiales, requieren un sistema antioxidante más eficientes que otros, este sistema mantiene la función normal del cuerpo y permite la adaptación en circunstancias donde haya un aumento del estrés oxidativo inducido por los radicales libres. Para mantener este sistema óptimo, muchos de ellos utilizan los suplementos antioxidantes.
A continuación traje a relación un ensayo clínico de 4 semanas de duración, aleatorizado, doble ciego, realizado en Irán en Abril de este mismo año, por el autor Taghivar, M. y cols., el cual se titula “The Effect of Vitamins C and E Supplementation on Muscle Damage, Performance, and Body Composition in Athlete Women: A Clinical Trial”. El estudio tuvo como objetivo investigar los efectos de la suplementación de vitamina C y E en el daño muscular, el rendimiento y la composición corporal en mujeres atletas.
Para
la realización de dicho estudio, se hizo una selección de la población, la cual
fue de mujeres atletas entrenadas con ejercicios aeróbicos durante al menos 3
años, con una muestra inicial de n=64 atletas, la cual a lo largo del estudio
dicha muestra sufrió una reducción por problemas de salud de algunas participantes
quedando un total de n=58 atletas en el estudio.
Ahora
bien, dentro de los criterios de inclusión tomados aleatoriamente en el Club
Deportivo de Isfahan en Irán, las participantes debían cumplir con: tener 3 a 6
años de experiencia en el deporte, que no hayan tomado suplementos antioxidantes
en el mes anterior al estudio, que gozaran de buena salud física y que se
encontraran libres de enfermedades relacionadas con el embarazo y lactancia.
Una
vez obtenida la muestra, se procedió a agrupar al azar a las atletas en 4
grupos: el grupo A, recibiría vitamina C (250mg/día), el grupo B: vitamina E
(400UI), el grupo C: vitamina C + E y el grupo D: vitamina placebo (grupo
control).
Posteriormente,
y previo a la toma de los respectivos suplementos se realizó el pesaje y talla
de las participantes, así como el registro de alimentos de dos días, se les
aplico el cuestionario de actividad física, se tomaron los pliegues corporales
(tríceps, bíceps, suprailíaco y subescapular) para conocer la grasa subcutánea,
se midió el VO máx. a través de la prueba de escalón de Harvard, se tomaron
muestras de sangre para la evaluación bioquímica, y finalmente se midió la mioglobina
a través del Kit ELISA. Todas las variables que nos median el daño muscular,
rendimiento y composición corporal fueron tomadas tanto antes como después del
estudio para así realizar comparaciones tanto entre los grupos como en los
grupos.
Iniciado
el estudio luego de la toma de las variables, se les suministro a las atletas las
píldoras de vitaminas C, E y placebo que debían consumir con sus comidas todos
los días de acuerdo al grupo en el cual participaban durante cuatro semanas, y
contando el número total de pastillas que quedan en el estudio, se descubrió si
los participantes siguieron el código de la investigación o no. Así mismo, se
les pidió que siguieran haciendo su rutina de actividad física diaria sin
modificarla, acompañada con el respectivo registro de alimentos de dos días.
Realizado
el estudio, las variables fueron analizadas por medio del método de análisis
multivariado de varianza y la prueba T, utilizada para comparar los cambios en
los grupos de variables y entre los grupos de sujetos. Teniendo el estudio como
resultado general, que la administración de vitaminas C y E para las personas
sin deficiencias vitamínicas anteriores no tiene ningún efecto sobre las
adaptaciones físicas al entrenamiento de resistencia extenuante.
Concluyéndose
así, que la suplementación con vitamina C y E en los grupos no tuvo ningún
efecto significativo en ninguno de los parámetros estudiados.
BIBLIOGRAFÍA
·M.sc. García, P. (2003). Suplementos nutricionales: Estoy agotado, necesito vitaminas. Instituto Nacional de Deportes. Caracas,
Venezuela.
·Rosenbloom, C. (2002). Mitos de nutrición deportiva. Departamento de Nutrición de Georgia
State University. Atlanta, Estados Unidos. Traducido por M.Sc. Lourdes Mayol.
·Taghivar,
M. y cols. (2013). International Journal of Preventive Medicine: The Effect of Vitamins C and E
Supplementation on Muscle Damage, Performance, and Body Composition in Athlete
Women: A Clinical Trial. ; 4 (Suppl1): S24-S30. Isfahan, Irán.
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